La FAO ha decidido que este año que comienza sea el de la patata. Y ha elegido este tubérculo por lo socorrido que ha sido y es en la alimentación del mundo pobre.
Hoy, en este otro lado, la patata está cara. Ha subido, junto con otros imprescindibles como la leche o el pan. Aquí, hace tiempo que a estos básicos los hemos disfrazado de delicatessen, les ponemos vitaminas, productos anticolesterol. A la patata, la deshidratamos, la hacemos ligth, la precocinamos y congelamos para luego recalentarla frita o asada. Tenemos variedades para cada uso culinario; en la alta cocina, la teñimos de colores.
Revisemos nuestra despensa-conciencia delicatessen: tenemos una histórica patata caliente entre las manos.
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