miércoles, 25 de julio de 2007

Oteiza y los percebes

La piedad de Oteiza en Aranzazu © Xavier Landa/gourmet-image
"Conocí al escultor Jorge Oteiza en 1989, con motivo de un encargo fotográfico para el diario español El País. Una caja de percebes, recién pescados en las Rías gallegas y enviados por avión, nos abrió la puerta de su casa de Alzuza, en Navarra. La misma puerta de la que colgaba un cartel, “No llamar. No me roben el tiempo”. El marisco lo trajo Juan Cruz, hoy subdirector de El País y entonces, crítico literario del periódico. Como buen vasco, al escultor se le conquistaba por el estómago.

Oteiza había abandonado la escultura hacía años por coherencia artística. Comenzó a buscar el vacío y, cuando completó el ciclo, dejó de esculpir, “proceso acabado”. Juan Cruz y él comenzaron a hablar sobre su faceta poética. Yo estaba fotografiando las esculturas que se encontraban en la casa-estudio, cuando se acercó y empezó a discutir conmigo.
La provocación era su método favorito, y también el mío, para sacar la verdad de la gente. Evidentemente, hubo respuesta a esa provocación. Y el resultado fueron años de estrecha colaboración".
Con estas palabras, traducidas al francés, comienza Oteiza intime de Xavier Landa. Pays Basque Magazine lo publica con motivo de la gran exposición sobre el escultor en Biarritz.
Se clausura el 31 de julio. Si llegáis a tiempo, no dejéis pasar la oportunidad. Si no, en nuestra página hay obra y retratos a vuestra disposición, tanto para trabajos profesionales como para coleccionistas de arte en papel.

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