Las setas silvestres tienen dueño

Cartel en el valle de la Ulzama © Xavier Landa/gourmet-image

Muchos urbanitas huyen de la ciudad para desconectar de las asambleas de su comunidad de vecinos, las goteras del de arriba, el ladrido del perro del de abajo, la prorrata para el ascensor. Pasean por la naturaleza pensando que no tiene dueño. Pero, el Ayuntamiento de la Ulzama ha puesto puertas al campo... A su campo. La mayor parte del terreno de este municipio es comunal. Anterior al nacimiento de los propios ayuntamientos, a lo largo de los siglos, el comunal, propiedad de todos los vecinos, se ha mantenido en Navarra. Otros territorios históricos, como Guipúzcoa, lo perdieron tras elegir anexionarse a Castilla para pagar menos impuestos.

La explicación parece complicada, para los que no lo conocen. Pero, algunos lo ven así de sencillo: El comunal no es público, como los ríos o playas, sino privativo de los censados en el municipio. Y, al igual que la pesca en zona pública requiere de permisos que revierten en el herario público, los cotos del comunal, aplican estos derechos a sus vecinos.

El año pasado, un verano especialmente caluroso y húmedo provocó que la producción de setas en la Ulzama se disparase en un 250 por ciento, respecto a los nueve años anteriores. En una semana, recibieron la visita de unas 20.000 personas. Se recolectaron 98 toneladas de hongos que alcanzaron un precio en el mercado de casi medio millón de euros. La masificación trajo consigo más de un abuso: se dejaron abiertos portillos ganaderos; se obstruyeron pistas y entradas a terrenos con coches que no encontraban otro sitio donde aparcar; se pisoteó gran superficie del terreno, etc….

El artículo completo de gourmet-image, sale hoy en el Cuaderno Domingo de El Periódico de Cataluña.